Realeza mestiza

Al analizar las familias reales de Europa, descubrimos no solo la presencia de gente negra, sino también de mestizos, todos los cuales contribuyeron a la historia de Europa.

Uno de estos mestizos fue la célebre reina Carlota de Inglaterra e Irlanda, que se casó con el rey Jorge III en el siglo XVIII. Los antepasados de Carlota eran de Mecklemburgo-Strelitz, Alemania. Se cree que desciende de alemanes y de la rama negra de la familia real portuguesa, es decir, de Alfonso III y su amante morisca.

Aunque el suyo fue un matrimonio concertado, vivieron una relación profunda y llena de amor. Compartían, sobre todo, una gran pasión por la música y las artes.

Aun así, Carlota tuvo que sufrir discriminación debido a su raza. A menudo se la tildaba de fea por sus prominentes rasgos de «mulata». Pero, en cualquier caso, como se puede apreciar en los retratos de la reina, tales comentarios estaban influenciados por sesgos racistas respecto a la belleza.

Por otro lado, algunos historiadores han afirmado que hay dudas sobre su ascendencia africana, a pesar de las poderosas evidencias en el sentido contrario.

Hoy por hoy, esta cuestión sigue siendo objeto de debate por las implicaciones que todo ello tendría. Por ejemplo, si su linaje fuese mestizo, eso significaría que su nieta, la reina Victoria, también sería mestiza, así como los descendientes de esta.

Parece obvio que el tema racial sigue presente en los debates sobre la reina Carlota y también sobre las circunstancias en que otras personas podrían ser herederos legítimos en el resto de Europa.

Carlota fue una mujer inteligente que, a pesar de su «apariencia», llegó a alcanzar notoriedad debido a sus posicionamientos políticos, sobre todo por su postura frente a la esclavitud, y por su talento para la música. Tuvo 15 hijos, de los cuales 13 llegaron a la edad adulta. En Estados Unidos es tan famosa que nombraron en su honor una ciudad del estado de Carolina del Norte.

Curiosamente, hay pruebas de que la reina Carlota pudo no ser la primera reina mestiza de Inglaterra.

La reina Felipa de Henao, que nació en 1310 en Valenciennes, Francia, tenía ascendencia morisca negra. Se casó con Eduardo de York, quien poco antes de su matrimonio en 1328, se había convertido en el rey Eduardo III de Inglaterra. Fue coronada como reina unos dos años después de la subida al trono de su marido, en 1330.

A diferencia de Carlota, no tuvo que sufrir críticas absurdas sobre su raza y su apariencia física. Por el contrario, el escritor medieval Joshua Barnes la describió como «una muy buena persona, llena de encanto, que destacaba frente al resto de las damas por su naturaleza tierna y su personalidad virtuosa».

Es innegable que la realeza y los monarcas mestizos han sido y son parte de la historia europea. A pesar de los intentos de borrarlos de las cronologías históricas, los pintores, los literatos (véase el poema épico Parzival, de Wolfram von Eschenbach) y los historiadores progresistas han dado visibilidad a la realeza mestiza y a su importante contribución a la historia de Europa.

Hoy en día también vemos parejas reales mestizas, como la princesa Angela y el príncipe Maximiliano de Liechtenstein, el príncipe Harry y Meghan, duquesa de Sussex, o la condesa Mary y Ferdinand Leopold Joseph Count von Habsburg de Austria. Y no se perciben como anomalías respecto a las expectativas normativas de lo que debe ser una unión real «como Dios manda», sino como personas con un compromiso mutuo.

Por lo tanto, al reconocer y aceptar la humanidad y la dignidad de todas las personas, podemos compartir una historia triunfal de gente mestiza que han contribuido a la larga y rica historia del continente europeo.