- Exposición: Pintando vidas modernas
- Los cambios en el papel de las mujeres
Las mujeres que querían convertirse en pintoras profesionales debían enfrentarse a grandes obstáculos, como no poder ser miembros de academias o tener prohibidas las clases de dibujo, que se consideraban «inapropiadas» para las mujeres. Sin embargo, en el arte al igual que en la sociedad, el papel y estatus de las mujeres artistas fue cambiando poco a poco durante el siglo XIX.
La artista danesa Anna Ancher (1859-1935) se considera una de las impresionistas más importantes de Dinamarca. Nació en Skagen, la región más septentrional y remota de Dinamarca, y estudió dibujo en Copenhague y París (en el estudio de Puvis de Chavannes). Después de su matrimonio con el también artista Michael Ancher e 1880, Anna continuó pintando los paisajes y las gentes de Skagen, desafiando la convención de que las mujeres casadas debían dedicarse a los quehaceres de la casa
Ane Hedvig Brøndum en la habitación azul, madre de la artista muestra varios rasgos característicos de la pintura de Ancher: un profundo interés en el color y la luz, un énfasis en la imagen plana en vez de en la ilusión de profundidad, y la representación de temas cotidianos. Puedes encontrar más información sobre su arte en Europeana aquí.
La artista sueca Hanna Pauli (1864-1940) estudió en París entre 1885-87, donde conoció al que sería su marido, el también artista Georg Pauli. Estaba muy influenciada por la pintura francesa en plein air, como es evidente en su famoso cuadro La hora del desayuno.
El retrato de Pauli de su amiga, la escultora finlandesa Venny Soldan-Brofeldt, lo pintó en el estudio que compartían en el barrio de Montparnasse de París. Soldan-Brofeldt aparece en pleno proceso creativo, sentada en el suelo y sujetando un pequeño pedazo de arcilla. Por aquella época, no era habitual representar a una mujer sentada de esta manera tan informal, ya que se consideraba impropio de las mujeres burguesas vestirse y comportarse de esta manera. El retrato de Pauli muestra a una mujer libre de estas restricciones sociales. Kristoffer Arvidsson del Museo de Arte de Gotemburgo nos ofrece un mayor contexto para el cuadro: «La amistas entre mujeres artistas era importante en un mundo dominado por el hombre, en el que a menudo se juzgaba a las artistas con suspicacia o se las miraba con desdén. En París, muchas mujeres artistas nórdicas encontraron una libertad que se les negó al regresar a sus países en la década de 1890».
No teníamos deudas importantes por entonces. En el estudio hacía muchísimo frío y era muy húmedo; mi amiga finlandesa se tuvo que sentar con un manguito mientras la pintaba. El lado material de la vida nos preocupaba muy poco... Mi amiga y yo casi siempre andábamos por ahí en zapatillas; nos ahorraba la piel de los zapatos y era muy cómodo.
La artista finlandesa Maria Wiik (1853-1928) estudió en la Escuela de Dibujo de Helsinki antes de matricularse en la Académie Julian de París, una de las pocas escuelas privadas que aceptaba mujeres por aquella época.
El título y temática de su obra Salida al mundo, que muestra dos generaciones de mujeres en un ambiente doméstico, sugiere un cambio en el papel social de la mujer. El cuadro consiguió una medalla de bronce en la Exposición Mundial de 1900 y también se incluyó en el libro de 1905 Pintoras del mundo, cuyo contenido completo puede leerse en línea en el Proyecto Gutenberg.
Habiendo recibido formación como artista en su Suecia natal, Sofie Ribbing (1835-1894) vivió y trabajó en Europa, en sitios como Roma, Londres y La Haya. En su arte, Ribbin retrató de manera realista escenas domésticas de la vida cotidiana.
Chicos dibujando, 1864, es una muestra de la obra de Ribbing y de la pintura sueca de mediados del siglo XIX. La delicada representación de la suave luz que cae sobre los chicos crea una ambiente de intimidad y tranquila concentración.